EDUCACIÓN EMOCIONAL.

 Permitidme que no sea muy original y comience este prólogo   al igual que Daniel Goleman en "Inteligencia Emocional" con una cita de Aristóteles (384 al 322 a. de C.) quien en su obra "Ética a Nicómaco", por cierto, Nicómaco era el padre de Aristóteles, dice así: "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, no resulta tan sencillo." Esta misma conclusión se puede sacar de todas las emociones que nos afectan a las personas a saber: alegría o felicidad, amor, tristeza, enojo, miedo, sorpresa y asco o desagrado. Pongamos un ejemplo; Cualquiera puede estar triste, de hecho todos lo estamos en algún momento por mil y una causas pero, saber de dónde nos viene esa tristeza, asumirla como algo normal, vivirla en su justa medida, pasar el duelo dirían los psicólogos, y volver a vivir normalmente sintiendo otra vez alegría, sin sufrir secuelas posteriores, eso, no resulta tan sencillo.  Generalizando podemos decir; cualquiera puede vivir, pero vivir con un equilibrio emocional correcto, derivado de un conocimiento aceptable  de uno mismo  y de unas relaciones  positivas con los demás y que todo ello te lleve a conseguir la mayor felicidad posible, eso, ya no es tan sencillo. No, no es nada sencillo, porque, entre otras cosas, nadie nos enseñó esa asignatura. Nadie, claramente, nos enseñó a vivir. En la escuela nos enseñaban otras cosas, a vivir te enseñaba la vida misma, la calle, tu experiencia de vida. Es algo que hemos ido aprendiendo por instinto o sentido común. 

Seguiré escribiendo.