UNA CONSULTA MUY PARTICULAR

UNA CONSULTA MUY PARTICULAR

ESCENARIO. Os propongo que para esta obra decoréis el fondo del escenario como si se tratara de una plaza de toros. Se puede pintar media plaza de toros con la barrera, burladeros y un graderío detrás. En el escenario solamente colocamos una mesa y un sillón de dentista en los dos laterales ponemos bancos suecos de los de E. Física para que se sienten los pacientes y dejamos espacio por el centro. Reconozco que esto os parezca complicado y bueno os propongo entonces el plan B, que sería preparar un escenario de una consulta de un médico dentista, dejando, eso si, espacio en el centro para torear.

PERSONAJES:

RADIO. – Se puede hacer una grabación y poner la cinta en un radio casete. También puede hacer de radio un niño-a escondidos.

DOCTOR. Niño disfrazado de médico.

ENFERMERA. Niña disfrazada de enfermera.

VICTORINO. Niño caracterizado de enfermo de pueblo con dolor de muelas.

PACIENTES. Cuatro o cinco niños y niñas disfrazados de enfermos.

CELADORES. Dos niños fuertotes disfrazados de celadores.

CAMILLEROS. Dos niños o niñas disfrazados de camilleros o celadores que sería lo mismo.

PUBLICO. En el caso de que salieran muchos voluntarios para interpretar esta obra y no hubiera papeles para todos podemos meter actores de público que vitorearían al doctor y luego al final de la obra le tirarían prendas de vestir y cosas curiosas.

PROPUESTA DIDÁCTICA

DURACIÓN

Se inicia con el escenario preparado tal como os indicaba anteriormente o como libremente lo hayamos dispuesto. El doctor y la enfermera hablan en el centro.

PRESENTADOR-A. - ¡Buenos días a todos! Los alumnos de quinto hemos preparado una obra de teatro titulada “Una consulta muy particular”. En ella se compara una consulta médica con una corrida de toros, creemos que es muy divertida por eso esperamos que os guste y os pedimos que guardéis silencio.

ACTO I

NARRADORA I. – Señoras y señores esta es la consulta de un dentista, allí en recepción tenemos a las dos enfermeras, aquí en el centro están dos enfermeros estudiantes de medicina y ayudantes del dentista en los casos más graves y en este rincón se encuentra la sala de espera de los pacientes de un momento a otro llegará el doctor y dará comienzo la corrida, es decir la consulta.

(Entra el doctor en la consulta)

ENFERMERA. I. - ¡Buenas tardes doctor!

ENFERMERA II. - ¡Buenísimas tardes doctor guapísimo!

DOCTOR. - - ¡Buenas tardes enfermeras! ¿Cuántos pacientes tenemos?

ENFERMERA I. – Esta tarde tenemos seis pacientes doctor.

ENFERMERA II. – No señor tenemos un paciente y cinco más.

DOCTOR. – Bueno es igual lo mismo que si se tratara de una corrida de toros. Seis toros o seis pacientes. ¡A propósito. Enfermera ponga la radio que me parece que van a retransmitir una corrida de toros. Así nos entretenemos mientras atendemos a los enfermos.

ENFERMERA I. – Ahora mismo doctor. (La enfermera hace como que conecta la radio de cartón que hemos preparado y que hemos puesto en un lugar visible pero no se conecta) Parece que no funciona.

ENFERMERA II. – Déjame a mí que tu no sabes (Le da un golpe y se pone en funcionamiento) Lo ves lista que es una.

RADIO. LOCUTOR I – (Comienza con música y después habla) ¡Buenas tardes señoras y señores oyentes. En estos precisos momentos vamos a dar comienzo a la retrasmisión de la quinta corrida de feria desde la ciudad de Granada. (Se para)

RADIO. LOCUTOR II. – Efectivamente como bien dice mi compañero dentro de breves momentos vamos a retransmitir la quinta corrida de la feria del Corpus que se celebra en la ciudad de la Alhambra.

DOCTOR. – Enfermeras. Vamos a empezar con la corrida de toros es decir con la consulta y díganme cómo se llama el primer paciente.

ENFERMERA.- Si doctor. El primer paciente se llama Don Victorino Bravo de Miura.

ENFERMERA II. – Don Victorino no es un toro pero se le parece mucho, tenga cuidado doctor no le vaya a hacer algo malo.

DOCTOR. - ¡Que mala suerte he tenido! Para ser el día de mi alternativa me va a tocar lidiar con un “Victorino” revuelto de miura pero bueno hágale pasar.

RADIO. LOCUTOR I. – En estos precisos momentos señoras y señores va a salir a la arena el primer toro que se trata nada más y nada menos de un Victorino.

RADIO. LOCUTOR II. – Efectivamente tenemos ante nosotros a un auténtico Victorino con mucha casta y gran bravura. Vamos a ver si el torero es capaz de torearlo bien.

ENFERMERA I. – Que entre en la plaza, quiero decir en la consulta el primer toro, perdón, quiero decir el primer paciente Don Victorino Bravo de Miura.

ENFERMERA II. – Eso que entre que entre.

(Se oye una música de corrida de toros anunciando que va a salir el toro)

VENDEDOR. - ¡Vendo pipas, cacahuetes, y cervecita fresca!

NARRADORA II. - El paciente entra en el escenario muy deprisa con la cabeza baja y con la mano izquierda en la cara. Da una vuelta por el escenario y se queda mirando al doctor como si fuera un toro, da patadas en el suelo y gruñe como los toros.

RADIO. LOCUTOR I – Y en estos momentos hace su aparición en la plaza el primer toro. Este toro es de la ganadería de Don Victorino y como pueden ver ustedes es de pelo negro, cuernos cortos y patizambo, pesa quinientos quilos y es de extraordinaria bravura.

RADIO. LOCUTOR II. – El toro ha dado dos vueltas a la plaza y ahora se encara con el torero. Los subalternos se esconden asustados.

ENFERMERA I. - ¡Ay madre, qué miedo! Yo me escondo en el burladero.

ENFERMERA II. – Tu como siempre tan cobarde. Aprende de mí que doy la cara.

(La enfermera I se esconde detrás de la mesa y se queda el médico y la enfermera II en pie frente al enfermo)

DOCTOR. – No se esconda enfermera, no me deje solo con el bicho, quiero decir con el paciente.

ENFERMERA. – El toro, digo el paciente, es suyo, que para eso es usted el torero, quiero decir el médico. ¡Ay madre que nerviosa estoy que no se lo que me digo! Doctor llévelo hacia el sillón.

(A todo esto el paciente no para de moverse por el escenario tocándose la cara con la mano y quejándose pareciendo que muge un toro, de vez en cuando se para, se fija en el doctor y lo amenaza y luego se dirige a la enfermera y hace como que le habla con gestos y aspavientos)

RADIO. LOCUTOR I– Vean ustedes que toro no acaba de centrarse en el torero, es preciso que el maestro lo estudie y descubra el punto por donde se le pueda lidiar.

RADIO. LOCUTOR II. – Efectivamente señoras y señores el toro se presenta difícil, no hace caso del torero y mucho nos tememos que no vamos a ver y un buen espectáculo.

ENFERMERA II. – Victorino pare ya de dar vueltas. Quieto ,parao.

DOCTOR. – Venga Victorino siéntese aquí. ¡Eh, eh venga, venga!

PACIENTE. – No quiero. (Arremete contra el médico y este le da un pase torero)

RADIO LOCUTOR I. - ¡Olé! Muy bien el torero le ha dado un capotazo por todo lo alto ante la peligrosa embestida del toro.

DOCTOR. - ¡Aquí, aquí, eh, eh!

PACIENTE. – Que no me da la gana. (Vuelve a arremeter contra el médico y este le vuelve a dar otro pase más)

RADIO. LOCUTOR II. – ¡Olé y oleé! Otro nuevo pase, parece señoras y señores que esto se está animando.

DOCTOR. - ¿Qué hago? El bicho no se está quieto y no para de dar vueltas por la plaza, digo por el consultorio.

ENFERMERA II. – En estos casos lo que se hace es llamar su atención para que se detenga.

DOCTOR. – Victorino, ¡Eh, eh! ¡Alto ahí! ¡Quieto parao!

NARRADORA I. - El paciente se pone agresivo, arremete contra el doctor y pretende llevarlo por delante, menos mal que el doctor esquiva el golpe.

DOCTOR. – ¡Enfermera! El enfermo, no para. No se sienta en el sillón. Además está brioso y tiene todas las fuerzas?

ENFERMERA I. – No se preocupe doctor que ahora llamo a los picadores quiero decir a los enfermeros para que le ayuden con el paciente.

(Vuelve a sonar música de trompeta anunciando el cambio de tercio.

RADIO. LOCUTOR I– Señoras y señores nos encontramos con un animal de mucha fuerza y bravura que no hace caso del torero es necesario picar al toro para quitarle fuerza y brío y así conseguir que se centre en el torero.

RADIO LOCUTOR II. – Así es de un momento a otro el presidente autorizará para que entren los picadores

NARRADORA I. - Acto seguido entran dos celadores que, protegidos detrás de su camilla a modo de escudo lo hartan de palos y hacen como que lo pican, el Pobre paciente en un primer momento se retira de los celadores y se va al otro extremo del escenario.

DON VICTORINO. - ¡Ay madre qué paliza me han dado!

CELADORES. – (Lo citan) Victorino, ven para acá si eres hombre.

(El paciente se arranca y ellos parapetándose detrás de la camilla le dan con porras de cartón)

CELADORES. – Toma, toma y toma. ¿Quieres más?

(El paciente se retira un poco, se lo piensa y arremete otra vez todo ello acompañado de bramidos)

DON VICTORINO. - ¡Hay madre qué paliza me han dado! ¡Os vais a enterar!

CELADORES. – Toma y toma bicho malo para que te enteres.

RADIO. LOCUTOR I – Como han podido observar ustedes el toro ha repetido voluntariamente el castigo demostrando su bravura.

RADIO. LOCUTOR II. – Si señoras y señores tenemos ante nosotros a un buen morlaco con mucha fuerza. Los toros de don Victorino suelen ser así no nos cabe duda.

DON VICTORINO. - ¿Es que me queréis matar? Pues yo os mataré a vosotros. (Se va otra vez hacia ellos)

CAMILLEROS. – Con que quieres más. Pues ¡Toma, toma y toma!

(Otro paciente que está allí sentado en la consulta grita)

PACIENTE I. – Dejarlo ya que le quitáis las fuerzas y luego no se puede torear.

PACIENTE II. – Asesinos, dejad a don Victorino ya ya, que lo vais a matar.

(Se retiran los celadores)

DOCTOR. – Dejadme solo con Victorino no me lo maltratéis más que luego se resabia.

RADIO. LOCUTOR I. - El torero ha tomado una sabia decisión, ha mandado que se vayan los picadores porque ya habían castigado bastante al morlaco.

RADIO. LOCUTOR II. – Efectivamente señoras y señores al torero se le ve con ganas y quiere que el toro se quede con fuerzas para seguir toreándolo.

DOCTOR. - ¡Venga fuera de aquí dejadme solo con el paciente!

(Todos los pacientes que están de público aplauden la decisión del médico)

DOCTOR. – Aguántamelo un momento enfermera que voy a brindar digo voy a consultar con el doctor jefe.

ENFERMERA. – Venga aquí Victorino que le voy a tomar el pulso.

(Victorino se acerca a la enfermera)

TROMPETERO. - Vuelve a escucharse otro toque de trompeta. El doctor hace como si brindara el toro al público pero llama al doctor jefe)

DOCTOR. – Doctor jefe, ¿Qué hago con este paciente que todavía no se lo que le pasa?

DOCTOR JEFE. – Procure llevarlo a los medios y pregúntele lo que le pasa.

DOCTOR. – Gracias jefe. Va por ustedes señores. (Hace el gesto de brindar al público y todos le aplauden)

RADIO.LOCUTOR I – Como saben ustedes nos encontramos retransmitiendo la corrida de toros desde la plaza de Granada. En estos momentos se ha terminado de picar el toro y se procede al cambio de tercio.

RADIO. LOCUTOR II. – Efectivamente señoras y señores estamos viendo una magnífica corrida en la monumental plaza de toros de Granada. En estos momentos el torero pide opinión a sus subalternos.

DOCTOR. - ¡Cómo lo ven ustedes enfermeras?

ENFERMERA. I. – Lo veo peligroso y le aconsejo que lo toree por alto, el toro, digo el paciente va mejor por arriba.

ENFERMERA II. – Si doctor lléveselo a su terreno y dele un capotazo por todo lo alto a ver como responde.

VENDEDOR. – Vendo bocadillos de chorizo y cervecitas frescas.

ENFERMERA I.- Fuera de aquí, se ha creido usted que está en una plaza de toros.

DOCTOR. – Muy bien. ¡Eh, Victorino! ¿Qué le sucede? ¿Le duele la barriga?

PACIENTE. – No señor. (El paciente hace como si se arrancara hacia el doctor y luego se da la vuelta)

ENFERMERA I. – Que no doctor, por lo bajo no va bien, por arriba, por arriba.

DOCTOR. - ¿Tiene usted la gripe?

VICTORINO. - ¡Que no!

(Victorino escupe y luego hace como si escarbara en el suelo moviendo los pies)

DOCTOR. –Enfermera, se ha parado, me mira fíjamente, ha escupido y escarba.

ENFERMERA II. – Malo, malo. Eso de escarbar y echar espumarajos por la boca es mal síntoma y significa que el toro digo el paciente está resabiado y se ha vuelto peligroso.

RADIO. LOCUTOR I. – La verdad es que el toro está resultando difícil de torear, no pone nada de su parte y el torero no sabe qué hacer si torearlo por bajo o por lo alto ya que además el animal encierra mucho peligro.

DOCTOR. – Entonces ¿Qué hago?

ENFERMERA I. – Lo mejor en estos casos es torearlo por lo alto doctor, ya se lo hemos dicho.

DOCTOR. – Vamos a ver Victorino. ¿Tiene hemorroides? ¿Tiene picores en el ano?

VICTORINO. - ¡Queeee! (Victorino se encara con el médico y lo amenaza peligrosamente)

ENFERMERA II. – No le haga esa pregunta doctor que se va a enfadar más.

DOCTOR. – Le pregunto que si tiene almorranas, vamos que si le pica el culo.

VICTORINO. - ¡Que si me pica el culo? Al que le va a picar el culo va a ser a usted. (Acto seguido arremete contra el doctor y le va chinchando en el culo con el bastón)

NARRADORA II. – Nueva agresión del paciente hacia el doctor pero el doctor se tira en el suelo y comienza a girar sobre sí mismo como hacen los toreros cuando los coge el toro, salen al escenario; la enfermera y los celadores que detienen al paciente.

RADIO LOCUTOR I. – (Con voz alterada) Ya lo veníamos anunciando, se lo decíamos a ustedes, en estos momentos el toro ha embestido diréctamente al torero y lo ha volteado aparatosamente.

RADIO LOCUTOR II. – Efectivamente ya lo decían los subalternos a este toro hay que torearlo por arriba que por abajo lleva mucho peligro pero afortunadamente, el torero con gran maestría ha salido bien del trance, deseamos todos que la cogida no sea grave, pero no, ya se levanta indicando a todos lo que dejen.

(Se levanta el doctor y haciendo gestos ostentosos de que se vayan todos dice)

DOCTOR. - ¡Fuera, fuera todos! Dejarme solo con el. El bicho es mío.

ENFERMERA I. - ¡Por su madre doctor! ¡Hágame caso! Toréelo por lo alto ya le advertí que por bajo era peligroso.

ENFERMERA II. – Pues claro es que es usted muy cabezón y no nos quiere hacer caso.

DOCTOR. – Vale ya, les voy a hacer caso enfermeras. ¿Le pican las orejas. Señor Victorino?

VICTORINO. – Cerca de las orejas, si señor.

PACIENTE. - ¡Olé!

DOCTOR. – ¿Acaso lo que le duele es la nariz?

VICTORINO. – (Haciendo un gesto con la mano y dándose otra vuelta)

- Por ahí, por ahí

PACIENTE. - ¡Olé!

ENFERMERA. – Lo ve doctor por alto entra mejor. Dele usted dos o tres pases más que el animal da poco juego.

RADIO LOCUTOR I. – Muy bien, ahora por fin el torero lo está toreando por alto y lo está haciendo muy bien oigan ustedes como la gente lo aplaude.

(Todos los pacientes que están de público lo aplauden)

RADIO. LOCUTOR II – Efectivamente señoras y señores a partir de la cogida que sufrió el torero. Este se ha envalentonado y se está haciendo con el toro y le está sacando al morlaco unos pases de extraordinaria calidad. Las palmas están que echan humo la plaza se viene abajo

DOCTOR. - ¿Le duelen las muelas?

(El paciente da una vuelta y se arrodilla delante del doctor y le suplica)

VICTORINO. – Por sus hijos buen doctor yo se lo pido de hinojos sáqueme usted la muela que si no me vuelvo loco.

PACIENTE. - ¡Olé, olé y olé!

RADIO. LOCUTOR I - ¡Qué bonito! La maestría y buen hacer del torero lo han conseguido. La fiera ya está domada y el torero que lo sabe nos deleita con muestras de su valentía, manosea y toca la testuz del bicho como si de un manso se tratara.

(El doctor le toca al enfermo la cabeza, la cara y le da un beso en la frente. Luego se vuelve hacia el público en un desplante y gesto muy torero)

(Los celadores, la enfermera y los demás pacientes aplauden y vitorean al doctor)

RADIO LOCUTOR II. – Ya lo están oyendo señoras y señores la plaza se viene abajo, seguro que como mate bien le darán las dos orejas y el rabo.

RADIO. LOCUTOR I – Esto es el delirio, señoras y señores, la plaza se viene abajo las palmas echan humo, esta claro que si consigue matarlo bien conseguirá algún trofeo.

ENFERMERA II. – Muy bien doctor, ya lo tiene camelado, obedece y se arrodilla cuando el paciente se humilla es porque está entregado. Un pase más y listo para matarlo.

DOCTOR. – Siéntese ahí don Victorino.

(Victorino se sienta donde le indica el doctor)

DOCTOR. – Ahora abra la boca.

(Victorino obedece)

PACIENTE. – Mátalo ya, mátalo.

ENFERMERA I. – Mátelo ya doctor que el toro digo el paciente no da más de sí. Y lo está pidiendo la gente.

(El doctor hace poses valientes delante del paciente)

DOCTOR. – Dígame qué muela es que yo se la sacaré.

VICTORINO. – Me duele la muela del juicio de la encía de abajo.

ENFERMERA. II– El bicho está entregado colóquelo para el estoque, que ya lo tiene mareado.

NARRADORA I. - El doctor hace caso de la enfermera y se retira al extremo del escenario para coger a modo de estoque una jeringuilla gigante. Se coloca delante de Victorino y adopta la posición de los toreros de ir a matar.

DOCTOR. – No se mueva don Victorino que esto es cosa de un segundo.

(Don Victorino pone cara de susto y se levanta del sillón y hace ademán de marcharse)

ENFERMERA I. – Vuélvalo a colocar, doctor, que así no lo puede pinchar.

(El doctor baja la jeringuilla y anima al paciente a que se siente otra vez)

DOCTOR. – No se asuste don Victorino. Siéntese nuevamente que yo le saco la muela como me llamo Vicente.

ENFERMERA II. – Por esa parte entra bien doctor. Cuádrelo, cuádrelo.

(Victorino se vuelve a sentar y el doctor esconde la mano en la que tiene la jeringa y con la otra le acaricia la cabeza)

DOCTOR. – Mire allí Don Victorino que va volando un pollino.

(Victorino mira en la dirección que le indica y en ese momento aprovecha para ponerle la inyección. Victorino hace varios aspavientos y al final se queda dormido con la boca abierta)

ENFERMERA Y PACIENTES. – (Aplauden y vitorean al doctor) ¡Bravo!, ¡Vaya faena! ¡Torero, torero, torero!

NARRADORA II. - El doctor les saluda agradeciendo sus vítores y se dispone a sacarle la muela.

(Lo que hace con mucha teatralidad con unos alicates muy grandes hace como que le saca una muela muy grande que hemos dibujado en cartulina y que llevaba el paciente escondida en su jersey))

RADIO LOCUTOR I. – Como les decíamos el presidente ha concedido al torero una oreja por la buena faena realizada y mientras salen las mulillas de arrastre para llevarse al toro el torero se dispone a dar la vuelta al ruedo.

(Salen dos niños disfrazados de camilleros, cargan con el paciente en una camilla y se lo llevan del escenario. El doctor mostrando la muela al público se da una vuelta por el escenario y al final arroja la muela a la gente. Todos los niños le tiran cosas al escenario y le aplauden)

RADIO II. – Y nosotros damos por finalizada la retrasmisión de esta emocionante corrida de toros desde la monumental plaza de toros de la ciudad de Granada. Gracias por su atención.

FIN